Crecemos, nos formamos y nos educamos en una cultura que desde hace siglos, o incluso milenios, se basa en un paradigma muy arraigado a la violencia. Todo acto comunicativo que lleve a la otra persona a cerrarse o a alejarse es violencia. Pensar y comunicarnos desde este modo nos lleva, como poco, a malentendidos y frustración.

Dado que la comunicación y las relaciones son la base de nuestro desarrollo y madurez es esencial aprender a comunicarnos de un modo tal que al otro le llegue cuidado, consideración y comprensión. Difícilmente se nos enseña cómo desarrollar esta actitud hacia los demás ni hacia nosotros mismos.

En la comunicación no-violenta (CNV) encontramos una manera diferente de experimentar nuestras relaciones al expresarnos y comunicarnos con los demás conectando la actividad de nuestra mente con el sentir de nuestro corazón y con nuestras necesidades. Utilizamos el lenguaje para apoyar una transformación personal que también podría ser social. Siempre que aplicamos la CNV a nuestras relaciones -ya sea con nosotros mismos, con otra persona o con un grupo- la compasión aflora de manera natural.

La comunicación no-violenta nos permite reestructurar tanto nuestra forma de expresarnos plenamente, sin guardarnos nada, como de escuchar a los demás. Esto es posible al hacernos conscientes de lo que observamos, sentimos y necesitamos y lo que pedimos a los demás para hacer más rica nuestra vida y la suya. La CNV favorece la escucha atenta, el respeto y la empatía; y propicia el deseo mutuo de dar de todo corazón.

La CNV puede aplicarse de manera efectiva en:

relaciones íntimas familia                                                    
escuela organizaciones e instituciones
terapia y asesoramiento psicológico negociaciones diplomáticas y comerciales
disputas y conflictos de todo tipo  

 

Contáctanos para informarte sobre nuestros talleres.